Simon y Claire por fin tienen la familia que soñaban… hasta que Claire les exige que devuelvan a su hija recién adoptada. Mientras el amor de Claire se transforma en resentimiento, Simon se enfrenta a una decisión imposible. Pero para él, no hay duda. Sophie es su hija ahora. Y luchará por ella, cueste lo que cueste.La primera vez que vi a Sophie, corrió directa a mis brazos.
Era pequeña, con grandes ojos marrones y rizos salvajes, y olía a champú de bebé y hierba fresca. Se aferró a mí como si ya lo supiera, como si ya hubiera decidido que era suya. Claire y yo habíamos luchado por este momento. Años de embarazos fallidos. Años de desamor. Cuando recurrimos a la adopción, la espera se había vuelto insoportable: meses de papeleo, visitas a domicilio, entrevistas.Y ahora, aquí estábamos.
“¿Están seguros?”, preguntó Karen, la trabajadora social.Nos observaba atentamente desde el otro lado de la mesa, con un grueso expediente delante. Sophie se sentó en mi regazo, jugando con mi anillo de bodas, tarareando suavemente para sí misma.”Por supuesto”, la voz de Claire era firme y segura. “Es nuestra”.Karen asintió, pero no parecía muy convencida. Intenté no tomármelo demasiado en serio porque Karen probablemente estaba acostumbrada a que las familias les prometieran a estos niños el mundo entero y luego les fallaran.
“Creo que lo dices en serio”, dijo. “Pero la adopción no se trata solo de amor. Se trata de compromiso. Esto es para siempre. Traes a una niña a tu casa que ha tenido un comienzo difícil en su vida. Sophie te pondrá a prueba. Traspasará los límites y tal vez incluso rompa cosas. No será a propósito, por supuesto, pero es solo una niña. Tienes que estar preparada para todo esto”.Claire se inclinó sobre la mesa y me apretó la mano.”Lo sabemos”, dijo Claire.Luego le sonrió a Sophie, quien le devolvió la sonrisa.”Es un angelito perfecto”.”De acuerdo”, dudó Karen. —¡Felicidades, Claire y Simon! Ya son oficialmente padres.Algo cambió en mi corazón. Este era el comienzo de una eternidad.